Cielo translúcido
Amiga, descifro el tacto de la nube,
la brevedad del alba, el olvido
que es inexorable como el silencio.
Eres la ilusión de días ineludibles
días que indagaba mi vivir en fragmentos
de vida, en fragmentos de espacios.
(Sucede que uno se cansa de fingir,
de continuar con la inutilidad del poema).
En este bosque, señora, donde la memoria
se viste de imprevistos y rescates
un anhelo me llama, me convoca.
(A veces sientes que la brisa
ha pasado en las lluvias,
en fábulas o voces, da lo mismo).
Es cuando te confieso:
llévame hacia el sutil secreto de la luz,
hacia el desvelo de aquel que sueña
desde un tiempo sin noche.
Hay un pudor tendido y no sabemos.
Y un hechizo oculto que visita la huella.
Carlos Penelas
Buenos Aires, diciembre de 2019