Te conocí mirando al lago, fue simplemente hermoso...
Mirada inocente, inolvidable, cada gesto tuyo se grabó en mi mente renegada.
Conocí el verdadero amor de humanos, frente a esa puesta de sol, vida de mi vida.
Nació una fuente de inspiración inagotable y con ella, palabras de amor.
Hasta entonces creí mentira las anécdotas de enamorados relacionadas con atardeceres.
No estuve más equivocado, ahora sé del palpitar acelerado, a causa de un lago.
Tu mirar, un plato de sopa caliente, no más cálido que tu ligera voz tranquila.
Fui un hombre errado, pues en realidad no conocía la magia de un corazón fervoroso.
Y a tu llegada todo cambió, trajiste a mí una revolución sentimental, es mi deuda.
En ausencia de gente alrededor, sólo el lago, tú y yo, fue simplemente hermoso.
Bellos labios, ojos cerrados, fragancia de otoño con aromas del amor de mi vida.