jorge enrique mantilla

Borracho

Borracho

 

Ya ni me acuerdo si estoy despierto, dormido o si se acabó la faena

Estoy perdido en el trago y la borrachera, que me trajo en brazos de mi linda morena

Ya ni sé de sus pasiones excitantes, que me dejó extenuado y con pena ajena

Me arrastró a la calle y me volví un cualquiera, por el amor que prende candela

 

Ya amanece, me despierto sin sueños, el sonido de una sirena

Llevo a cuestas el tufo y el peso de las cadenas, de su furtivo amor que me condena

Ya pasaron los días de encierro y el atroz confinamiento de la cuarentena

Aún sigo tomando por el amor apasionado, que su elixir me envenena

 

Ya no queda comida, ni bebida, arrasaron con todo y alacena

Espero que llegue el aumento salarial, que ahorca las deudas de la quincena

Sigo enguayabado, parece lo que bebí, eran las mieles de su colmena

Me siento sin aires y asfixiado por el coronavirus, como si me hubiese aplastado una ballena

 

Parece que me estoy muriendo, sin poder acariciar sus pétalos hermosos

Me estremece verlos, como se mueven sus enormes volcanes maravillosos

Sus ojos grandes destellan, misericordiosos rayos luminosos

Su cuerpo llama a la pasión, exuberantes sueños amorosos

 

Empecé a sudar todo tembloroso, con fiebres altas, intoxicado de vómitos presuroso

Expulsé a la fuerza, energías negativas que carcomen a los valerosos

Me di cuenta que la vida es corta, de las bebidas de tragos peligrosos

Habladurías que envenenan al cuerpo, de malhechores escandalosos

 

Voy sin rumbo, por caminos polvorientos, hecho trizas de vagabundo

El sol quema mi cuerpo, estoy taciturno, loco y meditabundo

El olor a alcohol apesta, se inunda el ambiente de podredumbres, nauseabundas

Voy de tumbo en tumbo, despidiéndome de todo el que encuentro, lento y moribundo

 

Mi cuerpo yace tendido en un potrero, lejos de la iglesia y del cementerio

Se rompieron las cadenas, que me ataban de este feroz cautiverio

Veo a mi espíritu volar por los vericuetos, que arrojan mis huesos en el monasterio

Me espera una sepultura sin nombre, abierta a los vendavales del hemisferio

La pandemia arrasó con mi cuerpo, acabó con los miedos, con los espantos, el trago, las mujeres y sus adorables misterios

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga abril 25-2020