Albin Lainez

Tuétano

el duro tuétano del que estoy hecho, y me arranco entre sonrisas y gallos a medianoche, lo íntimo segregado y luego por el aire curtido, más tanto espejo donde simular.
Dedos casi ajenos hurgando -aguijoneando- entre los pliegues recientes de la piel que tiende a caer en melancolías, pero las uñas no cejan en su obstinación de sangría buscando el trofeo ya cáscara, aunque nada justifique tamaña inmolación
sin embargo no hay tregua sino cuando el ojo centinela encuentra que fue alcanzado el objetivo , un trozo oscuro de sí resbala entre los dedos
hasta perderse en la infinidad del piso distante, lleno de partículas y restos de vida
Así
de a trozos
abandonamos el mundo