Estuve a una mala mirada
de morir
a un desaliento del abismo
a un ruido de la desesperación;
he despertado sobre mis penas
en una cama ensangrentada
desnudo, solo;
he manchado con tinta negra
los momentos felices
y he balbuceado mis últimas
palabras más de una vez.
He tocado el fondo
más oscuro
despreciando las penas
puestas sobre mis sábanas.
He caído sin poder levantarme.
He negado mis triunfos
frente al espejo,
he matado mis sueños más hermosos
con una lágrima nocturna,
he derrochado las madrugadas
sorbiendo miedos.
Casi no hay camino
atrás escucho gritos
y las luces se hacen silencio ayer;
detenete en las bisagras
que te carcomen
no a vos,
a los pasos.