Camina sereno por la vida,
con la frente en alto, nada altivo.
Muchos los años vividos.
Su mayor tesoro, las experiencias que lleva consigo.
Poco conversador, un tanto tímido.
Observador, detallista, reflexivo,
amante de la lectura, la música, la escritura
y del silencio contemplativo;
de los atardeceres y amaneceres, para él sugestivos;
de la luna llena, las estrellas y las flores del camino;
positivo por opción, romántico empedernido.
No le asusta llegar a su final destino, peregrino se sabe,
nada eterno es en este mundo, todo tiene su fin merecido.
Cuando el dolor implacable muerde su cuerpo desahuciado, herido,
muerde sus carnosos labios, respira profundo.
¡Pronto a tu lado he de estar amor!
No hay nada que me detenga ya en este mundo.