EL OCASO DE…
Hoy muy triste el cielo lloró
Junto a la tierra enardecida,
Y un frío silencio vomitó,
El viento con rabia contenida,
Velozmente se presentó...
Y la montaña silenciosa
Que en la distancia se divisa,
Se desvanece a toda prisa
Entre la sombra tenebrosa...
En la penumbra caprichosa
El firmamento enfurecido,
Por mil destellos dividido
Vomita rayos sin parar...
Que con su ronco bramido,
Del sueño me hacen despertar,
Donde el amor me ha metido...
Con la brisa puedo escuchar
Del cuervo el fúnebre graznido
Que vuela como un poseído,
Y me hace el alma detonar.
Aúlla el lobo en su guarida
Dejando mi cuerpo encogido,
En las venas, la sangre arrecida...
Está la luna sorprendida
Por un espacio ennegrecido,
Entre nubes se ve perdida...
Triste, con el ceño fruncido.
La tarde se aleja burlona
El cóndor ya regresa al nido,
El crepúsculo no perdona
El ocaso ya se adivina...
La luz del sol nos abandona
Ya la oscuridad nos domina,
Mientras Tánatos se persona...
Gélida nuestra hora termina.
Con el fulgor de las luciérnagas
El Campo Santo se ilumina,
En tanto que un ciprés inerte,
Observa la tétrica muerte,
Como... impasible se avecina.
Mángelbe.