Verdes llamas de amor ardían en tus ojos
en los albores de nuestra primera mirada,
eran como reflejos de lejanas estrellas
o los sublimes destellos de dos esmeraldas.
Tu cara de amapola encendía el azul céfiro
con un etéreo tul de oro y grana,
los urentes efluvios que exhalaban tus labios
por el ingrávido manto del cielo añil volaban.
Rojas sonrisas huían en las alas del viento
como ígneas lenguas de una hoguera en llamas,
eran las sombras que acariciaban el aire
con los embrujos de tus coloradas fragancias.
Verdes llamas de amor ardían en tu ojos
al cruzarse conmigo tu primera mirada,
en el fluir eterno del río de nuestras vidas
transparente se esfuma un velo añil y grana.
En las alas del viento