La primavera se adormece
en las ramas de los árboles
Llueve, la tarde se inunda de nostalgia
las palomas picotean distraídas
dos pajaritos se besan como amantes furtivos
y emprenden vuelo huyendo hacia no saben dónde
los días se parecen a otros días iguales
el desconsuelo me busca despiadado,
los balcones lloran lágrimas de cristal
el invierno se oculta en los jardines
se muere de envidia de los colores
y las promesas de las rosas.
el suave crepitar de las gotitas,
el silencio es un silencio consentido
ni el ladrido de un perro lo interrumpe
las miradas quietas pegadas al cristal
La música invade la tarde, la ilumina
suena una canción, un manifiesto de esperanza,
declara que volverán los días azules,
y yo le creo..