Cuando ya no esté
mi cuerpo quedará inmune al dolor,
mi sueño retumbará en cada atardecer,
cada pedestal se volverá más fuerte,
como mi alma en cada rasguño eterno,
la algarabía sonará en cada gol
y el triunfo dirá presente,
Cuando ya no esté
me someteré a retroceder
en cada instante dónde fuí felíz,
para adormecer el sentimiento,
quedar ahí, para siempre
padecer el sufrimiento
y en cada abrazo revivir
Mi abrumadora pasión permanecerá,
tu tópica locura me extrañará,
por ser el único remedio que estuvo a tu alcance,
todo odio será obsoleto,
sin soportar ningún percance
Cuando ya no esté volveré para cuidarte,
en forma de árbol o de ángel,
sin resentimiento alguno,
sin reproches, te lo juro.