Después de la tormenta,
caído sobre el barro
piaba el pichoncito
Plumas mojadas
aterido
cobijándose
con tristeza
en las manos
amigas.
Un poco de calor,
algo de alimento
y el estar rodeado
de cariño,
produjeron
lo imposible.
Un día.
Sólo un día
cantó el pichoncito
Su monótono canto
alegró a los presentes.
Y a la mañana siguiente
en su lecho de paja,
majestuosamente
con la serena pulcritud
de la muerte
amaneció
el pichoncito.
Suavemente
musité
una despedida,
para el amigo
de sólo
un día.
.