Victor Peña

Caracolas       

A Keira Pineda.

He descubierto el misterio de las caracolas,

al ver tus ojos lo supe,

en el vaivén de tus pupilas espirales,

vuelta tras vuelta te acercas a mi centro.

Entre tus redes, vulnerable me encuentro;

tal vez no lo pediste, querida mía

                         pero he caído en tus brazos,

Me aferro, como la aurora se aferra a la noche,

si me sostienes, ¡seré tuyo!

si me sueltas… ¡No me sueltes!

Querida mía, soy explorador,

perdido entre  pequeñas rocas

                                 que resaltan en tu fina arena.

Cada vez crece más,

cual ola durante la tormenta…

            Salvaje, se alza mi deseo de penetrar tus playas,

acariciar con mis dedos tu piel de nácar,

hundirme sin piedad hasta lo más profundo de tus aguas;

¡que gusto ahogarme en tus labios!

Dime, querida, ¿A dónde van tus olas?

Dime si vas a arrastrarme hasta tus oscuros rincones,

Quiero poblar tus costas,

         hacer permanente mi estancia,

Me quedaré sobre tu arena, anclado a tus corales;

Que me lleve la muerte, ¡si quiere!

       Pero dejaré un trozo mío, a cambio de uno tuyo,

Que me queme el sol, si es preciso,

pero me llevaré la humedad de tu boca.

Haré mío el aroma de tu piel,

mis noches serán tu oscuro y fino cabello

      Y me arroparé,

                 con la tempestad de tus besos.