Pasé ayer por tu puerta.
Casa encalada, casa vieja.
De tantos recuerdos, algunos,
taciturnos. Café por las mañanas,
y hojas de periódico, con la pintura
a cuestas. Sombras de un teléfono
siempre dispuestas. Pasé por tu puerta,
y me pareció de mentira, tu casa y sus
ventanales. Desconozco porqué pasé
por tu puerta. Los dos vagamos, solos,
y tristes y desconocidos, por un mundo
en miniatura. La luna nos observa,
mentir a éste o aquél, con el ímpetu
del día. Noche fría, nos avasalla y nos recuerda.
Noche con estrellas, nos revela y nos asalta.
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