En los azules campos de la rosada aurora
te vi ocultar los rojos gemidos de tu llanto,
suspendida en las alígeras alas del viento
eras como un inmaculado cisne blanco.
El céfiro bebían tus ingrávidas alas
cuando ascendías inmarcesible a lo más alto,
te sumergiste en las aterciopeladas nubes
para evaporarte en la inmensidad del espacio.
En tu ausencia bebo el aroma de una rosa
que me embriaga con los efluvios de sus labios,
las perlas que resbalan por sus sedosos pétalos
son las lágrimas que vertía tu dulce llanto.
En las cálidas noches del tropical estío
busco tu luz entre los luceros y los astros,
pero sólo hallo como respuesta a mi anhelo
la sombría soledad del inmenso espacio.
En las alas del viento