Encontrarnos a la hora convenida
abrazarnos,
caminar sin prisas,
un café, la excusa perfecta,
una mesa junto al ventanal,
tus manos apretando las mías, un beso
éramos como niños desobedientes, caprichosos,
la avenida Corrientes después de las doce de la noche
el bullicio a la salida del cine, ninguna amenaza
ninguna tristeza, solo una canción
sonando en aquel Pianobar,
la vida colgada de las farolas en la plaza desierta,
el aroma a primavera recién estrenada
como nuestra vida, tan nueva, tan plena.
Cuánto silencio esta noche,
¿Dónde están todos?
un azul oscuro se cuela por la ventana,
la calle callada, serena,
esperando los pasos y las risas,
el renacer de la vida aprendida,
de abrazos, de besos, de amores y sueños,
la vida en rosa, la vida en gris.