Tomé tinta para escribirle al amor satisfecho,
ese tan profundo, tan hermoso,
entré por los abismos que mas han penetrado a mi mundo,
pero no encontré mucho.
Solo deseos poco contrariados,
palabras que brotan como miel de un panal,
una mirada que deslumbraba ahuyentando
a la mas temible letra acongojada ya por su ritmo distante.
No cabía una gota de nostalgía,
ahora en esta tarde quise escribirle al amor satisfecho
no encontré mucho...
casi nada.
La tinta sabe mas cuando la garganta se estruja por un motivo sin nombre,
buscando un molde que llene su cajuela vacía y así encontrar los más dulces versos.
Ha encontrado en más que palabras un lugar,
que el vacío de letras sepulcrales
que se producen por la noche,
la madrugada.
Quise escribirle al amor satisfecho,
y ahora puedo decir,
que no encontré mucho,
casi nada.
Bea Ramírez