Las puertas están abiertas.
Pero no para destrozar el camino de este amor.
Para aprender a caminar entre mis flores,
respetando su lugar,
midiendo la distancia entre ellas y tus pies;
sorteando las piedras que salgan al paso
para no tropezar de vanidad
y que las puedas pisar.
Aferrada a la avalancha de tu existencia,
me encuentro con la tierra devastada de tu huida.
Lejos del inusitado amor que me arrastra disfrazado de virtud,
que me mueve como una bolsa a merced del viento,
y tu oscilante encanto, a veces sagrado y a veces sangrante
...me han hecho pensar.
Que ahora me amarás como merezco,
porque ahora las reglas serán otras.
Se tomarán a cada paso
de dos almas separadas,
de las que el amor ha hecho,
que a intervalos,
se muevan con un pulso común.
No habrá lugar para discordias.
La vida obliga a ser feliz.
Y como sé que las paredes oyen
y tú escuchas dentro,
te digo un te amo;
gánate mi confianza,
pasa página,
vuelve.
Y ahora hazlo bien.