Un objeto, que viajó miles de kilómetros, para estar en mis manos, luego de haber tocado las tuyas.
Tan solo un objeto, que atravesó el espacio y el tiempo, para hacer que por un instante tú y yo nos tocásemos de nuevo.
... Se murió el espacio, en cuestión de horas, y se agotó el recuerdo.
Solloza la mente, fundida en esquinas, no hay salida.
Se termina el instante, nos acabamos nosotros, tan solo queda: el objeto.