Y sola está la piedra
que en mis lecturas
me acompañaba, duras
se me ponían las piernas
mientras en ella reposaba,
también miraba esculturas
naturales en sus alturas,
cuando en ella meditaba.
Ardillas y pájaros rondaban
los lindes con sus peladuras
y vigilaban con soltura
de rama en rama.
Allí estaba dura, pura,
con mi \"A\" en rayadura
con el fin de recordarla.
Allí está, sola, fría,
la piedra que dormía
bajo mi cuerpo que leía
o pensaba en la vida mía.