EHUR OHR

Tu recuerdo...

 

Cielo inmenso…

nubes blancas transitando su extensión ilimitada,

apuradas van dejando el escenario,

huyen sueltas de manera atolondrada.

Firmamento celestial que se dilata,

infinita realidad donde me pierdo.

Brisa dócil que se enreda con la hierba,

me acaricia levemente,

da de frente.

La mirada suspendida en la distancia,

la cabeza atravesando los recuerdos,

sentimientos encontrados que conspiran,

mis ideas intentando derribar los entresijos.

Caminando voy llegando el campo santo,

he viajado de tan lejos,

deshojando las memorias,

y otra vez el calendario nos reencuentra,

es el día de las MADRES,

melancólico momento.

Me da miedo perturbar tu quietud con mis tristezas.

Me contemplas desde arriba…

con dulzura he impotencia.

No hace falta que te cuente que las cosas no van bien,

tú has vivido desde tu aura mis tropiezos,

son comunes,

eres fiel a mi destino.

No he podido todavía armonizar con mi existencia,

el dolor se hizo parte cotidiana.

No acerté con ser feliz como lo habíamos planeado cuando niño,

poco a poco fui alejando mi camino del sosiego.

Las cadenas de ansiedad me sometían…

Y perdí la razón,

toqué fondo.

Desde ahí vengo aquí,

con el corazón herido,

vengo aquí otra vez arrepentido,

con el alma destrozada,

con las ganas deslucidas,

con mi saco de ilusiones desgastadas.

He traído un monto de atriciones,

de fracasos y caídas.

Me aleje de tu imagen luminosa.

Creo es justo mi castigo…

perdí toda la alegría…

Mi sonrisa emigró sin darme cuenta

al terrón de los sufridos…

Me quedé con la inmensa soledad que me aniquila…

lentamente,

me somete de manera despiadada.

Vengo aquí abstraído y pensativo…

a pedir que nuevamente ilumines mi destino,

que acaricies mis lamentos…

y que alivies el dolor feroz y cruel que me arremete.

Solo tú le darás esa paz a mis tormentos,

solo tú fuiste luz desde un principio.

Golondrinas que aletean en el limbo,

crisantemos y claveles que perfuman el espacio.

Mausoleo en honda calma,

de rodillas ante ti me reconcilio,

me arrepiento de mis culpas.

Se evaporan de mis ojos los lamentos,

las mejillas se han secado de repente,

levanté mi convicción

y puedo ver tu luz intensa envolverme.

La ansiedad se ha disipado,

has curado mi afligido corazón desalentado.

Tu milagro se hizo en mí…

otra vez…

me consuelo en tu paz inexplicable...

paz al fin.