Azul era el silencio en la noche estrellada,
blancos eran los suspiros de las verdes olas
y redondos los sonidos de las caracolas
que simulaban el eco de la mar salada.
Verde era el viento que murmuraba en la ensenada,
verdes eran los ojos que miraban a solas
y carmesíes, como dos lindas amapolas,
eran los pétalos de tu cara colorada.
Salados aromas portaba el aura en sus alas,
como ingrávidas plumas que se lleva el viento
a las regiones del olvido y de la calma.
Monótonas rompían las olas en las calas,
como los sueños que arrobaban mi pensamiento
en los recovecos más nebulosos de mi alma.
En las alas del viento