¡Observo las sonrisas, de fresca lozanía,
de amigos rebosantes de amor y de alegría!
Y pienso en la avaricia, de seres sin clemencia,
que matan la belleza que tiene la inocencia,
y llevan al cadalso su bella fluorescencia,
con actos de codicia, tan llenos de inclemencia.
Entonces mil ideas acuden a mi mente,
pensando en el silencio, del Dios omnipotente.
Y surge en mis entrañas, la luz de rebeldía,
que corre por mis venas, con rabia de impotencia,
mirando la pandemia, mortal y pestilente.
Y sueño que mis manos, de forma contundente,,
adquieren del guerrero, su máxima potencia,
y logra con empeño segar la villanía
del ser tan miserable, que loco y prepotente,
termina con la vida de tanta y tanta gente.
Y escucho que me dice, con fuerza mi conciencia,
si acabas con villanos, es acto de indulgencia,
que lleva hermosa estela de gran luminiscencia,
que sirve a los que sufren, del mal su cruel esencia.
¡ Y siento que renace, del bien su valentía,
que da por terminada la sombra de agonía!
Autor: Aníbal Rodríguez.