Los colores vagos el hielo,
multitudes acuáticas del cielo,
en la que él había venido del infinito
que juegan por nada sobre el terciopelo.
Vienen rodando el hijo y el sol, arcos de anhelo,
con su caída cayó el cielo,
más pálida que el hielo,
y hoy precipitas su vuelo.
Dejarla caer al suelo,
un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo,
cada antiguo minuto en la estación del celo,
y deja su huella tiñiendo a la rosa y el hielo.
Cuando se corta el aliento,
por tenerte sería capaz de entregarme al cielo,
ganó la marcha de los clavos llevados hacia el eterno
la luz sobre ti se oculta, ve el majestuoso cielo.
ARGON