Arrogante de mí, con oscuros exacerbos
Había nubarrorres sobre mi cabeza,
He tenido pensamientos acerbos
Carentes de dulzura y delicadeza.
Como ungüento sobre mí, era la hiel,
En los momentos tristes y desabridos,
Abrigaron, mi ser, mi alma y mi piel
Y los cantos de mi voz se habían escurrido.
Meditando en mi humilde cama,
Me encontraba infeliz y abandonada,
Dándome cuenta que sin ti no soy nada,
Angustiada, por ti mi alma clama.
Y tú, mirándome con ternura
Ardiente, encendida como flama,
Me trajiste calma oportuna y segura
Que no procuro envanecida fama.
Copyright Milye Florian
080520