Déjame que vuele,
allí donde levantan
el vuelo las mariposas,
déjame que acaricie,
el suave pétalo de una rosa.
Que el mañana no se sabe;
el pasado ya no nos corresponde;
Y tan solo somos parte del presente.
Ese que a veces se nos atraganta,
porque dejamos abiertas
puertas y ventanas innecesarias.
Déjame aquí mismo, al lado del río
que me calme el alma con su sonido.
Déjame dormir entre los lirios,
quizás así, pueda volver a soñar contigo.
Lydia Gil