En el café caliente que cae desde los dientes hasta el fondo del cuello, me parece que más que el agua ardiente es el sabor de una vagina besada hasta encontrar en ella el punto culmine en donde comienza la vida y la muerte. En este café tan negro y sin azúcar, amargo como la sangre envenenada de la nostalgia, te evoco. Eras el clima tormentoso sobre una cama que recibía los golpes de mis de tus saltos sobre mis piernas. Desnuda y llena de las marcas que rayan una vida.
eras perfectamente imperfecta ante la luz del tiempo.
Y ahora que estoy tan lejos
Ahora que estoy vestido y no desnudo
Mordiendo suavemente el clítoris de tus piernas
Me parece que me e vuelto un fantasma en busca del erotismo que dejan los años
Cuando se sonríe ante la rendición de lo que nunca volveremos a sentir.