¡Corre, desnuda el pensamiento,
no sientas hoy vergüenza, ni dolor,
y déjalo volar!
Llega la noche,
se encienden las estrellas,
las flores ya se duermen
y el corazón precisa de palabras.
Son las prohibidas,
aquellas que amordazan tantos labios
con la niebla
y el silencio de la vida.
Quizás tu pensamiento sea ligero
y vuele sin destino,
en busca de los faros
y las costas.
Quizás esas palabras que precisas
estén entre las olas de la playa
y sean un rumor de caracolas y resacas
que confiesan sus secretos a la arena.
Es posible que te encuentres
ese alguien que te hable
y que llene ese vacío
que te agobia,
que recoja tus vestidos
y los limpie de pecados
porque puede que te diga
lo que tienes y te sobra,
y hasta aquello que precisas
en el alma, ardientemente.
Y si viene la galerna bruscamente,
y te abraza la tormenta, con su mano,
ahora tienes a ese alguien que te ayude,
que le ofrezca mariposas a tu alma
y que adorne los pigmentos de tu piel
con amapolas.
Ya no tienes que temer a los recuerdos,
ni a personas que pasaron por tu vida,
porque andas y caminas libremente,
con tus alas de cristal y de inocencia,
por un mundo de ilusión
y fantasía.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/03/20