Una mañana de abril
llena de luz y colores
entre preciosos fulgores
llegó la niña gentil.
Su figura tan sutil
y con cándida sonrisa,
semeja la Monna Lisa
que cautiva con su hechizo
porque Leonardo la hizo
con encajes de la brisa.
Con su cabello rizado
y con portes de princesa
muy juguetona y traviesa
deja el corazón flechado.
Yo me quedo embelesado
por su estampa vaporosa
que parece mariposa
volando por los jardines
y la guardan querubines
bajo su luz glamorosa.
Autor: Aníbal Rodríguez.