JUSTO ALDÚ

A FRIDA

 

El rocío gime sobre los árboles;

tímido, calmado...,

con su olor inmóvil,

luego cae sobre la rosa

tras la suave brisa mañanera.

Siento un taciturno silencio estremecedor

como si otra estación pasara sin ti.

 

Pensamos en el tiempo

como algo que va hacerse en nuestras manos

y  tal vez nunca lo podremos controlar

como no podré controlar las olas

de amor y ternura que me has legado.

Solo quedaron cosas abandonadas

que el mundo se tragó.

Huertos baldíos de tu montura blanca.

Mi aliento en tu aliento...,

mi piel en tu piel.

 

Mis viejos libros guardan todavía

aquel perfume que sembraron tus pestañas

y  el sudor de tu misterio.

 

Yo sé que sientes como yo muy adentro

con cada amanecer el mismo sobresalto.

 

El recuerdo hace crepitar el ocio en mis manos

y retozar los dolores entre ríos difusos.

Tus besos quedaron en desorden

entre sábanas sucias

y quebrantados sueños;

conmovedoras serpentinas que arrastró 

el viento de la madrugada.

 

Al recordarme

podrás dudar de muchas cosas,

pero jamás dudes que te amé.

 

     © Todos los Derechos Reservados por JULIO STOUTE, prohibida su venta, distribución  y reproducción total o parcial con fines comerciales.  JULIO 2010.