EHUR OHR

Te vi partír...

Te vi partir un día de la forma más triste,
sin mirarme a los ojos y sin decirme adiós.
Se oscureció mi cielo,
se apagaba la magia,
me invadía la pena,
y lloré de impotencia cuando se extinguió tu luz.
Me lastimó tu huida,
me enloqueció tu ausencia,
y mi corazón herido ya no quiso latir.
Poco a poco el tiempo me fue mintiendo alivio,
y tu inmensa distancia me fue apagando el sol.
Pero me quedé colgado de tu imagen fugaz.
Me quedé intermitente en tu recuerdo cruel.
No pude desprenderme de tu alejamiento escueto,
ni del cálido tono de tu matiz de piel.
Tus ojos aún brillan entre mis noches brunas,
y en el más duro silencio aún escucho el murmullo de tu cálida voz.
Me hirió tanto tu olvido como fino puñal,
tan profundo y absurdo que me propuse olvidar.