En este tiempo que el mundo se detiene
todos encerrados en nuestro amado hogar
esperando que muera el invisible monstruo,
mis ojos solo piden dejar de llorar.
Algunos se quejan del encierro y finanzas;
la angustia por los hijos, los nietos. ¿Qué pasará?
Otros quisieran violar las reglas de la distancia
todos alejados; ya no hay abrazos ni reunión,
pero estar encerrados con salud, es una bendición.
Son muchas las historias que estamos viviendo
pero cuando el monstruo se acerca a tu vida,
el encierro se convierte en un negro infierno
llenando de dudas y esperanzas, tus oscuros días.
Ancianos en asilos infestados por el virus
una madre que puede morir en soledad;
familias esperando con el corazón preso
una hija que llora sin poder darle un beso,
también en algunos es una triste realidad.
El cielo llora; llueve la cruel pandemia
llevándose gran parte de la humanidad.
Vence ese virus, vuelve a la vida madre,
que yo estoy ansiando decirte:
¡Feliz día mamá!