Si la soledad fuera una persona, me vería mientras duermo, sentada en la silla junto a mi cama,
Mirando en silencio, hablando para adentro y asintiendo sin sentir.
Si la soledad fuera un objeto, seria una gran mesa cuadrada, yo me sentaría debajo, haciéndome sin más, una extensión de ella,
en mi afán por cubrir, guardar y proteger-me, acto que me convierte en el objeto más sólido que existe.
Si la soledad me dejara un día, no sé quién sería yo, no sé a dónde iría.
Si la soledad me abandonase hoy ¿ qué quedaría?
¿ qué hacen las personas -no- solas?
¿ qué sienten? ¿ quiénes son? ¿Dónde están?
Si la soledad no quisiera ser más la soledad, un barco zarparía en mis ojos, hacia ningún lugar iría -yo- no sería.