La oscuridad me abraza intentándome dar la calidez que el sol nunca me dio. La soledad me acompaña buscando llenar el vacío que la compañía me dejó.
Debajo de la máscara no hay ningún rostro, solo soy un ente perdido en el abismo. Un psiquiatra y un demente conversaban pero ante los demás solo era un tipo raro hablando consigo mismo.
¡Soy dios y soy diablo! Yo misma me creé y por existir me he condenado detrás del muro ¡No hagan caso a la silueta de mi sombra que aparece en aquel claro-oscuro!
¿Una rosa sin espinas sería perfecta? O imperfecta por no tener espinas de rosa? Las espinas la complementan o solo es algo que ni siquiera importa?
¿Que formo al todo pero que sin el todo no soy nada? ¡Que irónica es la vida, en la vida que por mi ha sido creada!
¿Se puede morir cuando nunca has vivido? Dejar de existir si nunca has existido? En mi tumba nadie lamentará mi muerte, nadie recordará a este ser inexistente.
De Beethoven soy aquella décima sinfonía tocada por los gusanos que su cuerpo carcomían. Soy el chico solitario que camina por las vías y cuando vuelves y miras... Ya no está.
No tengo rastro, camino sin dejar huellas, soy el líquido que contiene aquella vacía botella. ¡No soy yo... Solo soy ella...! Ella soy yo y ella es ella.