A la Madre
Surcos de umbrales que camino yo sin tí,
cuando en el alma llevo tu amar,
entre tinieblas tan frías como despertar sin ellas,
cuando en el alma no pude más callar,
a la madre, a tí mujer del cielo,
donde yace tus más frioleros reposos,
que como un frío hielo,
se derriten mis pensamientos,
por pensar más en usted,
como un triste méndigo en plena calle,
cuando usted se llevó mi amor,
y toda mi ilusión,
a la madre, a tí mujer, que tiene mi dolor,
en calma y en el alma,
una luz que persigue con todo su ser,
hasta que yo algún día muera,
y alguien o algún hijo me dedique ésta triste poesía…