La campana de la iglesia,
traspasa su sueño
el ciruelo que lo abriga,
no hay bandeja ni pan,
ni una taza de té caliente,
se pregunta
¿No sabes cómo morir?
¿No sabes cómo vivir?
Ella vive en él,
Quizás el olvido atraviese,
la memoria,
como una bala, una codorniz.
Llanto de un niño,
ilusión hecha vida,
así el habitante de este jardín,
va rompiendo vasos,
solo el amor une los trozos,
la incomprensión del amor
deja trozos sueltos…
La breve noción del amor,
abrió la celda de sus sentimientos,
de cuerpo aprendiz del deseo,
solo su locura
le dirá cual es último deseo,
le dirá cual es su ultimo sentimiento
amor.
Encumbrar un volantín,
La magia de volar,
soltarlo al viento,
se pregunta,
cuanto tiempo dura,
la esclavitud del amor,
cuando se descubre la libertad
de soltar los sentimientos,
como el viento sur,
eleva cada uno,
hasta juega con las gaviotas
en desequilibrio,
así el amor no conoce límites,
la piel juega con el deseo,
toda la libertad juega con la locura,
toda la locura juega con la esclavitud,
sigue las huellas que vivió,
también soltara el volantín,
como ella,
para que el viento lo recoja,
en cada estación de sus vidas.
Aprendemos amar,
en cada estación
la locura y el amor se enredan
y elevan como burbujas,
en algún momento,
magia de vida
magia de muerte…