A estas alturas de mi vida se perfectamente lo que siento por ti.
Pensar que no siento nada seria una mentira.
Decirte lo que siento sería una estupidez.
Simplemente no podría catalogar lo que siento.
Aunque constantemente mi corazón está llorando, y mi mente pide un camino seguro.
Estoy nervioso.
Y me niego a nombrar conclusiones.
Llegan dishoras de la madrugada y junto con ella un gato por la ventana me mira fijamente.
Todavia no llego a nada.
Tres grillos o quizá veintidós.
Cantando la historia de un sombrío amor mientras duermo.
Las estrellas a bajan a buscar nuevos sueños.
Y yo soñando con tenerte recostada, desnuda, acobijada.
Tu espalda y mi tibio pecho.
Sueño con estar atrapado en tu corazón cazando infinitas luciérnagas.
Que después.
Serán aquello que me queme al verte entre otros brazos, amándo otro rostro, besando otros labios.
Revelar mi más sublime secreto.
Sería como quitarle los colores a las flores o los sabores a las donas.
Lo nuestro.
Si realmente es de los dos.
Es más que una amistad.
Es algo puro y roto.
Es nada.
Y a la vez lo es todo.