Percibo en la bruma
del insomnio
borrosas imágenes
acumuladas con
los años;
el botín que
se salva en
un recóndito lugar de la infancia:
el huerto y las tapias de tierra
en la casa de mi abuela,
la mata de higos
que tiembla al fondo de la noche,
la luz cristalina y pura
de aquella navidad,
la orquesta de grillos
en las noches tropicales,
el aroma del café recién colado,
la lluvia tibia en la espalda
la tarde lejana cuando
conocí el mar;
el cuerpo fatigado de mi padre
cuando lo eligió la muerte.
Con una mano disipo el humo,
humo, humo…
…que me oculta
el final del sendero.