Cada vida es una tómbola,
que se inaugura al nacer,
hay quienes nacen sentados
y quienes nacen de pie,
hay quién nació en un pesebre
y quién nació en un vergel,
hay hijos de buenos padres
y hay hijos de Lucifer.
Quién trajo un pan bajo el brazo,
quien nunca supo de el
y no tuvo tan siquiera
agua, “pa” calmar su sed.
Uno, entre seda y bordados,
disfruta de su niñez,
otro, se aferra a los clavos
por muy ardiendo que estén.
Este es el primer sorteo
que nos depara la vida,
el lugar de nacimiento
y la cuna recibida.