Entre la razón y la cordura,
entre los gritos y el silencio,
entre la luz y la oscuridad,
entre la plenitud y el vacío,
así te amo, al límite del kairos;
bebiéndote en tu sabor a menta,
inmersa en tu canto de ruiseñor,
rayando entre lo cierto y lo incierto,
entre la libertad y el sometimiento,
entre el ensueño y la realidad;
entre el desierto y la frescura
de tus aguas, que me envuelven
balanceándome en ese vaivén
que me encarama al universo,
siempre anhelante, de volver
a embriagarme con tu fragancia
que se arremolina en mis sentidos,
hasta bordear lo ignoto del alma.