Ese tren
que llega a la estación,
es mi tren.
El bolsillo
de mi abrigo
entibia el pasaje.
A mi lado,
la maleta negra
como un perro
fiel.
Algunas lágrimas
esperan ser recogidas.
El pesado animal
de hierros,
sale de su letargo
y exhala un grito.
El tren se va.
Y yo ,
por fin liberada,
corro por la gramilla
a un costado
de la estación.