Kinmaya

Vivir con fantasmas

Un mundo de juguetes deshabitados,

inertes y sin vida se movían solos,
no había más nada que ojos vacíos,
con restos de almas muy extrañas.

Penas de lejos tiempos,
sin razón ni lógica pasaron ya,
solo un puñado de sentimientos,
evocados por manos emocionadas.

No fue necesario el olvido sin la memoria,
incauta la inocencia todavía duerme olvidada,
el destino esquivo jamás responde,
rostros desvanecidos sin importar ya sus nombres.

Noches llenas de pies pequeños,
preguntas solitarias en un espacio que siempre giraba,
sin habla ni oídos en un mundo sin palabras,
solo un desierto lleno de mucha imaginación.

Podrán ver crecer la piel adulta normal y existir,
aunque las preguntas de nuestra voz pequeña,
estén sepultadas entre mudos y tristes recuerdos,
como si hubiera nacido y vivido; solo con fantasmas.