Estos versos te llevan la alegría,
que me trae feliz reminiscencia;
guardada siempre en la memoria mía
y el corazón caribe que es tu herencia.
Rayos dorados en tus bellos días,
en riberas mecidas por el viento;
despiertan jubilosa algarabía,
de barcos yendo a su anhelado puerto.
Tu ardiente sol, tu singular belleza,
plasmados en miradas amorosas;
de tu confín lejano que embelesa
y tu luna de noches majestuosas.
Lluvia de oro adorna tus aceras,
con cascadas de luz sobre el camino;
y en el suave rumor de las palmeras,
se comprende la paz de tu destino.
Abre su cáliz verde la cayena,
en colores de brillo sin igual;
y de alegría tus jardines llena,
la frescura del rocío matinal.
Y llega el gozo de tu carnaval,
cautivo de arrebatos musicales;
al son de la tambora magistral,
de flauta melodiosa y de timbales.
Así eres tú, mi Barranquilla tropical.