Mis botines preferidos, ya no existen
Eran negros y olorosos a cuero
Eran seguros, el cuerpo lo agradecía
Eran amigos en las andanzas de aquel viaje
Soportaron horas y horas de camino
Mis botines murieron
regresaron de la aventura
para ser enterrados en el patio
Donde está
el cementerio de mis zapatos
Mis alpargatas
Viejas, tanto, que no recuerdo su historia
Vivas compañeras en esta cuarentena
fáciles de limpiar, cómodas y fieles
Se van y aparecen
Se niegan a visitar
el cementerio de mis zapatos