Mis sentidos se apagaron ese instante,
al escuchar esa voz amenazante...
sentí morir, mi corazón colapsó,
una negra incertidumbre, me envolvió.
¿Dónde están los besos tan arrebatados,
tus dulces caricias, con esas miradas,
esas travesuras, que entresueños hallan,
a mi piel desnuda, calentando mi alma?
De día y de noche, sentí ese vacío,
que quema en el pecho, sin ningún pudor,
matándome lento, pierdo la cordura,
la duda me cala, me crea dolor.
Surgen las preguntas, de dónde y por qué,
si yo he sido tuya, si te he sido fiel,
surge un pensamiento, tal cual asesino,
llega y me sacude, de inmediato lloro,
Y será ¡Oh Dios mío! ...que exista un ¿Con quién?
grito malherida, reveso también.
Mas algo me dice, que no puede ser,
y entonces recorro la historia completa,
de toda la vida que hemos compartido,
el sexo, el trabajo, la casa, los hijos,
no encuentro la causa de tal disentido,
es que no es sensato, si somos unidos...
Antes que te vayas, quiero oírte hablar,
tu voz, tu mirada, tu propio rabiar,
dime esposo mío, que te puso así,
que es lo que quieres, ¿que deseas de mí?
ya tienes mi vida, corazón, respeto,
Después de nuestro Dios, te amo por completo.
Así es como escucho, la razón compleja,
no se siente amado, fallé al no decirlo,
estúpido orgullo, quiero maldecirlo,
Es en ese instante, que entedí que sí,
no basta sentirlo: Mi amor, no es así...
Ahora, lo escucha, lo siente, lo vive,
vamos caminando, los dos de la mano,
renovamos votos, seguimos unidos,
recobramos todo, se acabó el martirio...
Que hermosa la vida, ¡que grande el amor!
pero no lo calles, ¡dilo por favor!