Tu áurea flecha hirió mi corazón
como fuego de abejas o lluvia de amapolas,
los pétalos de tus encendidas fragancias
irradiaron mis penas por las eternas olas.
Tu blonda cabellera de oro y grana
acaricia las doradas sonrisas de mis sueños
en las coloradas mañanas del mes de abril
cuando la alondra desgrana su cantar eterno.
Tus verdes ojos derraman sonrisas
por los rosáceos labios de la brillante aurora,
mis viejos recuerdos de plata y luz se diluyen
en la etérea aura de los cálidos aromas.
Las ardientes lágrimas que fluyen de tus fuentes
se emulsionan en las aguas de mis ensueños
como aterciopeladas perlas de ígneo rocío
que se derriten en los labios del suave céfiro.
En las alas del viento