Eres caudaloso como un río,
erupcionante cual volcán,
implacable como el frío
y profundo como el mar.
Tu aliento, cual vivo viento,
y tu boca de tempestad,
vienen a imprimirme un beso
en mis labios de azahar.
Eres agua en mi desierto,
eres luz en un altar;
iluminas mis aciertos
y mi diario caminar.
Ven conmigo que aquí sigo,
me consume tu tardar
¡ven conmigo, amado mío,
no me canso de esperar!
Noryley Suescun
(Mérida - Venezuela)