Entregada a la belleza
de una noche tranquila
me columpio en la ilusión
de los sueños en espera.
Tomo con fuerza los lazos
de una bella fantasía
y me elevo hasta el rincón
más hermoso de este mundo.
Sí, mi bella confidente,
la que nunca me ha juzgado,
mi gran amiga, la luna.
Vestida de bellos versos,
su blanca cara acaricio
mientras suavemente el viento
me baña de libertad.
Volar por siempre quisiera,
surcar el enorme manto
que misterioso y oscuro
cuida de su hermosa perla.
Las quimeras de esta noche
en mis suspiros guardé
mientras sigo columpiándome.
Anna Gutiérrez.