Una mañana me dirigía al patio de mi casa y me saludó el otoño en uno de los árboles que adornaba el hogar, una hoja se desprendió y vi su vaivén al caer sobre el suelo frío, ese mismo día se había perdió el pensamiento que te guardaba en el rinconcito de mi mente, se fue secando como una hoja y se marchito como una flor sin nadie que la regara, al igual que el árbol extraña cada hoja que se desprende de sus ramas yo te extrañe, sabiendo que cada hoja que cae jamás será como la que crece de nuevo y es así como te guardaré, se van perdiendo de a poco cada recuerdo tuyo que duermen en mí, disfrutaré el otoño con su sabor a olvido, y esperaré pasar el frío del invierno, para poder gozar la calidez de una primavera con nuevas hojas en mi árbol.