Me recorres el cuerpo a través de las venas,
me regalas el cielo y me alivias las penas.
Me brindas tu abrigo en tus brazos de seda,
me cuidas los sueños y las sonrisas nuevas.
Me apartas del peligro y la inmensa oscuridad,
me llevas hoy contigo, aunque ya no vuelvas más.
No moriré muerta de frío, ni por tu lacerante verdad
¡Yo moriré, amado mío, de cada día amarte más!
Noryley Suescun
(Mérida - Venezuela)