Los llevaron al amanecer
con las primeras luces
las dos familias
a hombros los cargaron
el silencio de sus bocas
era lento
tanto como el caminar
de tan penoso cortejo.
Por delante
ella amortajada
de blanco vestido
en caja de tablas
a hombros de sus hermanos
por detrás, él
vestido con lo mejor
las mismas tablas
sin herrajes
hechura de apuro
quién podía pensarlo.
En el pueblo
con barrotes de celos
yace entregado
en cadenas
el que no pudo soportarlo.
Pero la boda
se hará
en tierra
juntos y de la mano
se casarán.
Será testigo la luna
y las estrellas
en el frío invernal
bailarán
ese vals
que nunca se ha de tocar.